domingo

La muñeca "poseída" de Lugo

 En noviembre de 2014, una muñeca habría desencadenado una serie de fenómenos extraños en un piso de la avenida Fontiñas, de Lugo. Los protagonistas son tres jóvenes, lo cuenta Marcelino Requejo en este vídeo:



Cornanda, la huella sin OVNI

Ocurrió el 5 de noviembre de 2000 en Cornanda, Brión. Los vecinos encontraron en un monte cercano un enorme cráter de 15 metros de diámetro, donde la vegetación, los árboles y la tierra hasta un metro de profundidad fueron despedidos violentamente. El hallazgo llamó la atención de medios de comunicación y científicos, ya que aún estaba vivo en el recuerdo la "huella de Cando", seis años antes en el que apareció un cráter similar y fue asociado con el avistamiento de un objeto luminoso en el cielo.

El "fenómeno" -como le llamaron los vecinos de Cornanda- se encontraba en un monte cercano, en las afueras del caserío, siguiendo un estrecho camino forestal, que solo se puede transitar a pie. Dejamos atrás la última casa del pueblo, y tras caminar unos doscientos metros, encontramos la misteriosa huella en el borde mismo del camino. Y lo que allí pudimos ver, no nos dejó indiferentes.

 

El monte fue arrasado

Según nuestras mediciones, la huella tenía una forma irregular, aunque semejaba un círculo de unos 15 metros de diámetro, situado en un monte que tenía una fuerte pendiente. En su interior, no quedaba nada más que grandes piedras que afloraban en la superficie y tierra muy compacta y estéril. Todo lo que se encontraba en su interior fue despedido violentamente, para caer finalmente por debajo de los límites del cráter.

Grandes pinos de docenas de metros de altura, fueron arrancados de raíz y violentamente impulsados monte abajo, la pequeña vegetación que los rodeaba y hasta un metro de tierra, fueron literalmente arrasados. Otros árboles, situados por debajo de la huella, habrían caído también porque la tierra que cobijaba sus raíces había desaparecido. La primera impresión que tuvimos era que o bien algo habría explotado en el interior del cráter, o como si algo hubiera caído violentamente sobre este monte y hubiera lanzado los árboles hacia abajo. Pero los efectos del "fenómeno" no acababan en la huella.

A pesar de la intensa lluvia, bajamos por la ladera del monte, partiendo desde la propia marca. Y el paisaje seguía siendo dantesco. Tal como se apreciaba desde arriba, la pequeña vegetación que rodea los árboles fue arrasada, junto con enormes cantidades de tierra. Los grandes pinos se mantuvieron en pié, aunque buena parte de sus raíces quedaron al descubierto. Los pequeños árboles habían sido arrancados o se encontraban aun aferrados a la tierra, pero al ras del suelo y en la dirección de caída. Enormes ramas se encontraban por todas partes y también restos de troncos y piedras.

Continuamos bajando a través de la ladera del monte, y el paisaje no cambiaba. La devastación había dejado un rastro uniforme donde solo habían quedado en pié los grandes árboles. Ciento cincuenta metros más abajo de la huella, el monte termina en una finca llana, que también había sufrido los efectos del "fenómeno". Y allí encontramos una pista de cual podía ser el agente que había provocado tal devastación: el agua.

 

Grandes cantidades de agua

 La finca que se encontraba al pie del monte, tenía un aspecto muy particular. A la altura de la huella, la finca presentaba una franja perfectamente delimitada de unos diez metros de ancho. Por un lado había restos de ramas y pequeños árboles, y por el otro un rastro de pequeñas piedras y tierra, que delimitaban y evidenciaban el paso de grandes cantidades de agua. Asimismo, la hierba parecía "peinada" en la dirección por donde habría discurrido el agua, en contraste con la del resto de la finca que se encontraba erguida y con un aspecto más saludable. Al final de la finca, de unos cincuenta metros de largo, y en un escalón del terreno, encontramos más restos de sedimentos y vegetación que habían sido arrastrados desde el monte, seguramente por una colosal cantidad de agua.

Preguntamos a buena parte de los vecinos de la aldea, y la mayor parte de ellos no habían visto ni oido nada. María Barbazán Alfonsín, en cambio, aseguró que escuchó un ruido muy fuerte, "como de una excavadora" que provenía de un monte de pinos cercano a la aldea. "Yo estaba afuera y escuché este ruido, pero no vi nada", indicó María. Dos días después otro vecino encontró el enorme cráter que sería reclamo de numerosos investigadores y curiosos.

Y es la marca recordaba mucho la huella de Cando.

 

La huella de Cando


La mañana del 18 de enero de 1994, numerosos testigos ubicados entre Santiso y Muros, pudieron observar un objeto luminoso que llevaba dirección este-oeste. La trayectoria de este OVNI parecía descendente y según parece, acabaría su viaje en una pequeña aldea cercana a Serra de Outes: Cando de Arriba.

Siguiendo por una estrecha pista de tierra que sale del centro del caserío, y a tan solo unos metros de una casa, se encontraba la huella, hoy prácticamente desaparecida. En la ladera de un monte de mediana pendiente, existe un claro de más de 300 metros cuadrados de superficie y uno de profundidad, donde los árboles, la vegetación y la tierra que falta fueron devastados violentamente. Enormes pinos volaron arrasando parte del bosque, para caer cien metros más abajo.

El Observatorio Astronómico Ramón María Aller, de Santiago de Compostela, elaboró un completo informe sobre el incidente y descartó que la "cova" de Cando se haya producido por causas naturales. La ausencia de elementos extraños y la trayectoria del objeto permiten que se descarte la posibilidad de un meteorito o cualquier objeto similar. Entre las hipótesis barajadas por los investigadores figura la de un experimento militar que se habría probado en secreto en tierras gallegas.

Debido a la sorprendente similitud entre ambas huellas, habrá que plantearse si se trata de un fenómeno idéntico, separado solo por diez kilómetros de distancia y algo más de seis años de tiempo. Pero ¿De qué fenómeno se trata?

 

Algunas teorías

En una de nuestras visitas nos encontramos en Cornanda con algunos investigadores de la Universidade de Santiago de Compostela, que se encontraban allí para observar y estudiar los efectos del curioso fenómeno. Entre ellos, se encontraba el catedrático de Edafología Francisco Díaz-Fierros Viqueira, quien sugirió que el fenómeno era evidentemente hidrológico, y como hipótesis aventuraba la suma de varios factores como una bolsa de agua, el fuente temporal y un corrimiento de tierras, aunque aseguró que "no se puede dar una respuesta definitiva". Sin embargo, subrayó el "carácter violento" del fenómeno, que seguiría siendo estudiado con el fin de obtener más datos. Otro de los investigadores allí presentes, el director del Observatorio Astronómico Ramón María Aller, José Antonio Docobo, quien había sido uno de los más conocidos investigadores del caso de Cando, declaró que "este fenómeno es muy parecido al de Cando, por lo cual podría también tener un origen hidrológico". "Quizá solo ha sido una coincidencia en el tiempo el paso de un meteorito" agregó Docobo.

Acompañando a estos investigadores, se encontraba también el agente forestal del Servicio de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia José Antonio Ferreira quien apostilló que "no se han producido casos parecidos en los últimos años, exceptuando el de Cando".

Las hipótesis de los expertos apuntan a un cúmulo de coincidencias, donde una bolsa de agua, un fuerte temporal -que efectivamente se produjo el día 5 de noviembre del 2000- y la debilidad del suelo. Pero ¿fue realmente una bolsa de agua?¿Cayó el agua de arriba? ¿Fue una ‘nube que descargó’, como creen algunos vecinos? ¿Dónde surgió tanta agua como para arrancar árboles de raíz con tanta violencia?

En todo caso, los casos de Cando y Cornanda no son los únicos.

 

Un fenómeno similar hace cien años

El ufólogo Marcelino Requejo encontró una referencia a un caso similar al de Cornanda, que data de principios del año 1900. La "Gacetilla del Reino de Galicia", en su edición del 17 de enero de 1900, hace referencia a una "fuerte detonación" que escucharon los vecinos de un pequeño pueblo llamado Ferreiros de Valboa. Según esta crónica, en una ladera de las montañas cercanas a la aldea, se encontró un agujero de más de cinco metros de diámetro, donde "la tierra saltó como si de un tapón de botella de champan se tratase, yendo a caer mezclada por la montaña abajo a una extensión de 40 a 50 metros".

La escueta crónica hace referencia también a la magnitud del ruido, asegurando que un vecino que vivía en las inmediaciones sufrió un desmayo en ese momento.

Esta noticia, salvando el tiempo transcurrido y las dimensiones, podría describir perfectamente el suceso de Cornanda.

 

El extraño "meteorito" de 1994

Cuando miembros de Observatorio astronómico de Santiago de Compostela estudiaron la huella de Cando -sorprendentemente similar a la de Cornanda, la asociaron con la caida de un "meteorito" que habría sido observado el 18 de enero de 1994 desde diferentes latitudes en un radio de 50 kilómetros alrededor de Santiago de Compostela. Las investigaciones realizadas por J. A. Docobo y V. Tamazián, determinaron que -por las caracteristicas del fenómeno observado y especialmente por su trayectoria- no podía tratarse de un bólido. Y sin dejar de asociar el fenómeno observado con la huella, propusieron otras explicaciones alternativas a la caida de un meteorito en esas latitudes.

Pues bien, según los datos que pudimos recoger personalmente entre testigos de aquella observación y los que impecablemente describen Docobo y Tamazián en su informe, no queda muy claro que la trayectoria descendente del objeto observado aquel día, fuese a "caer" en Serra de Outes, ya que no todos los testigos describen la misma trayectoria. Tampoco está muy claro que la huella se hubiera producido ese día, ya que los investigadores del Observatorio Astronómico de Santiago no tuvieron conocimiento de la huella hasta tres meses después de haberse producido, y los vecinos no recuerdan la fecha exacta cuando se produjo.

¿Tienen las huellas de Cando y Cornanda la misma apariencia y distinto origen? O por el contrario la observación de un supuesto OVNI en enero de 1994 no tiene nada que ver con la huella encontrada en la aldea de Cando de Arriba.

En base a los datos, creo que en esta ocasión no hay vínculo con el fenómeno OVNI.

lunes

Teleportación: de Os Peares a Cenlle en 15 minutos

 

Carretera N-120 desde el mirador de Os Peares
¿Se puede viajar en coche desde Os Peares hasta Cenlle en tan solo 15 minutos? Si lo buscas en Google Maps, verás que hay una distancia de unos 53 minutos y que, guardando los límites máximos de velocidad, al menos tardarías 47 minutos. Y más aún en 1995, cuando no existía la autovía A-52 y había que recorrer una buena parte del trayecto -desde Ourense a Cenlle- por carretera (N-120). Eso es lo que le pasó a Silvestre Calvo, un comercial de una conocida bodega de la zona de O Ribeiro.  "Serían las  nueve de la noche. Paré en el mirador de Os Peares y llamé a mi mujer para decirle que llegaría en poco más de una hora. En aquella época no había muchos teléfonos móviles,. pero yo tenía uno. Y en unos 15 minutos estaba en casa". Pero no solo hay un 'salto'. Durante el viaje ocurrieron más cosas raras.

Según su relato, "al bajar Os Peares comienzo a ver luces y pensé que estaba llegando a Ourense. Además, me dio la sensación de que iba flotando a un metro de la carretera. Y yo iba como en una nube, mi cuerpo no pesaba".

 

Luces como "farolas"

Mirador de Os Peares

Silvestre explicó que en esa parte del trayecto veía "unas luces como si fuera la ciudad de Ourense. Y, a los lados, veía luces como si fueran farolas. No sé si pasé por la ciudad de Ourense o no, pero llegué a mi casa  mucho antes de lo esperado".

Aquí caben algunas puntualizaciones. He recorrido esa carretera cientos de veces (Monforte-Ourense) y lo cierto es que no hay farolas, salvo en algún lugar puntual, especialmente cuando te acercas a la capital ourensana. La luminosidad que veía de frente podría ser la urbe, pero Silvestre Calvo no recuerda haberla atravesado. En 1995, al no existir la A-52, la ruta que debería haber seguido es en buena medida urbana a la hora de atravesar la ciudad. Sin embargo, el testigo no recuerda haber atravesado esta ciudad.

Silvestre Calvo

Las "farolas", la sensación de bienestar y el coche que "parecía flotar" se añade al recorrido del trayecto en menos de la tercera parte de lo que debería.

¿Y el cuentakilómetros del coche acusó el recorrido? Silvestre Calvo llevaba un control riguroso de los tiempos y distancias recorridas. "Miré el cuentakilómetros y tenía que marcar unos 260 kilómetros y marcaba 178. Calculé, y lo que faltaba es aproximadamente la distancia entre Os Peares y mi casa", explicó el testigo.

Una reflexión más: aunque en este incidente hay había luces y unas "farolas" que pasaban junto al coche, seguramente sería forzado incluir este caso entre los relacionados con avistamientos de OVNIs. Aún así, en 1995, año en el que ocurrió este suceso, comenzaba en Galicia la mayor oleada de observaciones OVNI de la historia.

Si quieres puedes ver el reportaje que hicimos para TVG sobre teleportaciones, que incluye el testimonio de Silvestre Calvo y de los protagonistas de otros casos:



sábado

Una llamada de alerta... desde el más allá


¿Puede un teléfono apagado, que perteneció a un fallecido, realizar una llamada incluso habiéndole retirado la batería? Eso es lo que sucedió a una familia de Lugo a principios de 2005. Y en las llamadas había un mensaje de alerta.

Conocí este caso gracias al incansable trabajo del investigador Marcelino Requejo. Quedamos con Antonia D. en la capital luguesa y escuchamos con interés los detalles del caso.

Días después del fallecimiento de su cuñado, la familia aún conservaba el terminal que había utilizado hasta su muerte. Lo guardaban en una gran copa de cristal que se encontraba en el bajo de la casa. “Una noche sonó el teléfono fijo de la casa y, cuando mi hermana iba a responder, se fijó en que la pantalla marcaba que la llamada se estaba realizando desde el teléfono de su marido fallecido”, comienza explicando Antonia. “Contestó, pero al otro lado de línea nadie hablaba. Y colgó”, continúa relatando.

Tras esta inquietante llamada, la viuda bajó al piso inferior, donde se encontraba el terminal, y comentó el incidente a su hija. En ese momento se encontraba encendido, así que lo apagaron. “Mi hermana volvió a su cuarto, pero no tardó nada en sonar nuevamente el teléfono fijo. Otra vez en la pantalla se podría leer 'papá móvil', que era como tenían registrado el número del difunto en la memoria del terminal fijo”.

“Respondió -continúa relatando Antonia-, y de nuevo la callada por respuesta. Esta vez, ya muy asustada, mi hermana acudió de nuevo a su hija, y empezaron a inquietarse. Ambas tomaron al decisión de quitarle la batería al móvil”.

Y el incidente volvió a repetirse una vez más. El teléfono volvió a sonar con el mismo remitente en la pantalla, pero en esta tercera ocasión, presas del pánico, no contestaron a la llamada.

No hubo una cuarta llamada, pero, aparentemente, los telefonemas tenían intención de “alertar” a madre e hija sobre un robo que se estaba produciendo en la casa. Y es que a la mañana siguiente se dieron cuenta que, durante la noche, unos extraños habían entrado en la casa y se llevaron valiosas herramientas del fallecido. “Mi hermana está convencida de que su marido le intentó avisar desde el más allá de lo que estaba ocurriendo”, afirmó Antonia.

Los casos de presuntos contactos con el más allá en el que los mensajes se transmiten por teléfono son tan antiguos como los propios dispositivos. Ya en 1925 se registraron los primeros casos y, aunque la tecnología fue cambiando, en todas las épocas se registraron numerosos casos. A lo largo de los últimos 30 años he recogido numerosos casos de personas que recibieron llamadas telefónicas, mensajes y audios presuntamente de personas fallecidas.