miércoles

Una "manta" voladora no identificada

Recta donde una "manta" voladora acompañó al testigo.

Los dos casos que contamos a continuación se sucedieron con pocos días de diferencia y a tan solo kilómetro y medio de distancia.
El primero de ellos aconteció en octubre de 1997, cuando Pablo Pérez circulaba por la carretera PO-340, que une las localidades de Tui y Gondomar, cerca de la frontera con Portugal. Era un miércoles, cuando el reloj marcaba más de la una, Pablo volvía a su casa después de visitar a su novia. Como hacía habitualmente, al llegar a Tui se desvió por la PO-340 en dirección a Gondomar. Al llegar al kilómetro cinco de esta carretera comarcal, y después de rebasar el pequeño caserío de Randufe, abordó una recta que sobrepasa los 700 metros de longitud. Fue allí cuando "algo" se colocó delante del Opel Corsa, y acompañó al coche por algo más de medio kilómetro. Según las declaraciones del testigo, se trataba de "un rectángulo gris, sin luces, que se veía porque estaba iluminado por las luces del coche. Pero lo más raro es que parecía ondularse, como si fuese una manta o una alfombra". La "manta" era algo más grande que el vehículo y estaba a pocos metros de altura. Acompañaba al coche ligeramente por delante, e incluso -para sorpresa del testigo- frenó cuando Pablo detuvo su coche. Tras pensar unos segundos en la posibilidad de salir del vehículo para observarlo con mayor detalle, desistió y reanudó la marcha, al igual que el curioso objeto.
La descripción del testigo hizo pensar -en un principio- que podía tratarse de algún tipo de reflejo ocasionado por el propio coche. La superficie poco definida del objeto y su movimiento paralelo al del vehículo apoyaban esta posibilidad. Sin embargo, ese día no había niebla, ni nubes bajas, ni tampoco luces ni farolas, ya que esta carretera discurre por parajes totalmente deshabitados, por lo que no parece probable que se tratase de un reflejo. Pero el objeto solo acompañó al coche en la citada recta, ya que según declaró el testigo, al girar en la primera curva el objeto continuó en con su trayectoria rectilínea, perdiéndose de vista detrás de unos árboles.
El testigo asegura que "ni creía ni creo en estas cosas". Pablo Pérez solo acepta que algo extraño le ocurrió aquella noche y volvió a circular por esta inhóspita carretera en numerosas ocasiones, sin que nada anormal aconteciera.

En la misma carretera


Pocos días después, Cristina Besada circulaba por la misma carretera en dirección a Tui. Aproximadamente a la una de la madrugada, el Citroën AX llegaba a una curva cerrada, ubicada en el kilómetro 6,5. Sobre su derecha -y sobresaliendo entre la oscuridad total- pudo observar un gran despliegue de haces de luz de varios colores que se movían entre los árboles.
Cristina restó importancia al fenómeno, con la convicción de que aquellas luces correspondían a "una fiesta". Continuó su viaje sin ningún otro incidente y al llegar a su casa, comentó el hecho con su hermano. Este le convenció de que en aquel sitio no había ninguna fiesta, ya que se trataba de un lugar deshabitado, donde no existen ni casas ni construcciones en un radio de varios kilómetros. Ante la oferta de su hermano de regresar esa misma noche al lugar de los hechos, Cristina la rechazó porque estaba convencido de que algo raro había pasado en aquella carretera.
En el curso de la investigación realizada en el lugar, se pudo comprobar que al borde de la carretera existe una fuerte pendiente de al menos 15 metros de profundidad, cubierta completamente de vegetación salvaje y pinos y eucaliptos que sobrepasan esta altura. Para acceder al lugar, es necesario seguir unos estrechos caminos de tierra, para luego internarse por entre la vegetación. La posibilidad de que algunas personas estuvieran en aquella zona con linternas no puede descartarse, aunque la testigo asegura que las luces que observó tenían varios colores y eran de mayor intensidad a las que pueden producir unas linternas a 15 metros de distancia. Por otra parte, resulta imposible acceder al lugar con vehículos motorizados, a excepción de motos preparadas para este tipo de terrenos.
También en Randufe, y no muy lejos en el tiempo, tuvo lugar una presunta abducción. Lo contaremos en otra ocasión.

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